miércoles, 10 de noviembre de 2010

Capítulo VIII: Sed

Y todo este tiempo mintiéndonos, haciéndonos creer que tenías las alas cortadas, que tenías el vientre lleno y que no tendrías necesidad de salir a cazar para buscar comida.

Y tus ojitos castaños chispeaban sedientos, insatisfechos, pero no me alarmé porque, ¿quién no está insatisfecho? Y yo sé que a pesar de esto el cielo no es un mar abierto de náufragos insatisfechos. Ves...está superopoblada la orilla de arbolitos, con los pies clavados en la tierra, con el tronco retorcido, con las hojitas medio chamuscadas. Y pocos días de capullos florecidos y luego tres estaciones de la espera más absurda, y sin embargo, ninguno se queja demasiado.

Pero llegaste a este descanso, dócil, mansa, con la punta de tu correa en la mano, y me pediste que la sujetara. A tu alrededor nos sentábamos, bajo la única luz que no te cansaba los ojos, la de vela que titila y te hace sentir tibia guardada en la carne de un durazno – eso decías - , y cien veces te preguntamos de dónde venías, para que siempre respondieras “de lugares que no extraño”.

Ahora pienso en la última vez que que te vi inquieta, estrellándote contra las paredes de tu casita de muñecas, furiosa, tratando de librarte de lo que te ataba a este lugar al que seguramente tampoco extrañas ahora. Qué miedo tuvimos todos esa noche, de que te hubieras vuelto loca. Supimos después que esperaste tras la puerta hasta la madrugada, con los ojos gigantes, con los nervios destrozados, a que alguien le diera un aldabazo a tu puerta, a que fuésemos a preguntarte, eso que solo tu sabes que querías que preguntásemos. Es que si no te he dado sangre es porque me ha corrido savia por las venas toda la vida.

No puedo creer que no vayas a extrañarnos, que otra vez estés perdida y a la intemperie, con esos ojos gigantes, buscando furtivamente eso que asegurás, se te perdió al nacer, y desde entonces no has visto.

De cualquier forma, y para que lo sepas, te extrañamos profundamente, aquí desde el el piso helado de tu celda, tus carceleros.

(Diciembre 2007, antes del fin de Mundo)

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